Primero, debemos entender que existen tres planos de vida: El del disfrute mundano, el de la renunciación, y el de la dedicación. El plano de disfrute es donde nos encontramos actualmente, más o menos. Disfrute mundano significa explotación, y sin explotación, nadie puede existir en este plano:
ahastâni sahastânâm, apadâni catuspadâm
laghuni tatra mahatâm, jîvo jîvasya jîvanam
“Aquéllos que tienen manos viven de los que no tienen manos. Los animales cuadrúpedos viven de las hierbas, enredaderas, etc., y el grande vive del pequeño”. Todo está lleno de vida: Las enredaderas, las hierbas y los árboles también tienen vida, pero sin explotación nadie puede mantener su cuerpo aquí.
Éste es el plano de la explotación y, como la tercera ley de Newton dice: “Para toda acción existe una reacción igual y opuesta”. Por medio de la explotación uno toma un préstamo y para arreglar esa deuda tiene que descender. En esta forma, existen muchísimas jîvas (almas) subiendo y bajando debido a la acción y a la reacción en el plano de la explotación. La sociedad está tratando de explotar al máximo; en todas partes existe el esfuerzo de vivir a costa de otros. Sin esto, la vida es imposible en esta área a causa que éste es el plano de la explotación.
Los budistas, jainistas, los seguidores de Sankara y muchos otros están tratando de salirse de este enredo de la explotación y encontrar una vida donde no exista la explotación, sin acción ni reacción. Para evitar la acción y la reacción, ellos tratan de encontrar una posición de renunciación y así ellos llegan a una concepción semejante a dormir sin soñar, o sea samâdhi: Reti-rarse completamente del mundo objetivo y permanecer en el plano subjetivo. Sin permitir que sus sentimientos se muevan en el plano inferior, ellos siempre mantienen una posición subjetiva, y eso es algo semejante a dormir sin soñar.
La sección vaisnava, aquellos que sirven a la Suprema Personalidad de Dios, son de la opinión que existe otro mundo, el mundo de la dedicación. Esa dedicación es exactamente lo opuesto a la explotación. En el plano mundano, cada unidad quiere explotar el medio ambiente, pero en el plano de la dedicación, toda unidad quiere servir al medio ambiente; y no sólo al medio ambiente, sino que la verdadera llave para la vida en ese plano es servir al Centro. Vivimos en un todo orgánico, así todo punto debe ser en verdad para el Centro orgánico. La explicación es dada en el Srîmad Bhagavatam con la analogía de servir la raíz de un árbol.
(B. R. Sridhara Deva Gosvami Maharaja, “dulce hogar”)